Tuesday, December 10, 2013

Puerto Rico Survey of Consumer Finances: Top-Line Report by Grupo CNE Tuesday December 10th, 2013 at 4:10 PM

Puerto Rico Survey of Consumer Finances: Top-Line Report

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The publication of the Top-Line Report for the Puerto Rico Survey of Consumer Finances (PRSCF) marks an important milestone in CNE’s research history, and signals the arrival of an important and unprecedented data source for scholars, policymakers, and private sector actors interested in Puerto Rico’s future. The PRSCF is the first-ever survey that provides detailed information on the socioeconomic dynamics of household and individuals in the island. As such, it helps fill major information gaps on critical topics that are central to CNE’s mission of advancing Puerto Rico’s socioeconomic development.
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Puerto Rico Survey of Consumer Finances: Executive Summary 

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The following is the Executive Summary for CNE’s published Puerto Rico Survey of Consumer Finances (PRSCF) Top-Line Report.
The publication of the Top-Line Report for the Puerto Rico Survey of Consumer Finances (PRSCF) marks an important milestone in CNE’s research history, and signals the arrival of an important and unprecedented data source for scholars, policymakers, and private sector actors interested in Puerto Rico’s future. The PRSCF is the first-ever survey that provides detailed information on the socioeconomic dynamics of household and individuals in the island. As such, it helps fill major information gaps on critical topics that are central to CNE’s mission of advancing Puerto Rico’s socioeconomic development.
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¿Educación para qué? 

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Basic RGB
Por Sergio M. Marxuach
Con el Presupuesto Recomendado para el Año Fiscal 2013-2014, el gobierno de Puerto Rico le ha asignado $3,609 millones al Departamento de Educación y otros $1,546 millones a la Universidad de Puerto Rico (incluyendo asignaciones de fondos federales en ambos casos). Esos $5,155 millones equivalen aproximadamente a 7% del Producto Nacional Bruto, lo que representa una erogación monumental de recursos públicos.
Creo que es muy difícil oponerse a la magnitud de esa inversión gubernamental ya que la educación pública es una de esas áreas básicas, en conjunto con la seguridad y la salud, que los gobiernos modernos deben atender adecuadamente para lograr un nivel mínimo de bienestar social para sus ciudadanos.
Sin embargo, muy pocas veces nos preguntamos cual debe ser el propósito, el objetivo principal de todo ese gasto en la educación. Dicho de otra manera, ¿qué constituye una educación adecuada para los miembros de una polis democrática?
Esta no es una pregunta sencilla de contestar y ha sido objeto de intensos debates por lo menos desde los tiempos de los antiguos griegos. Para Sócrates, por ejemplo, el objetivo fundamental de la educación era formar buenos ciudadanos para la democracia, que tuvieran la capacidad de argumentar, discernir, y pensar críticamente sobre su vida y sobre los asuntos que afectaban a la sociedad en general. Sócrates creía que en el debate público el estatus social, la fama, o el prestigio del orador no tenían valor alguno, sólo la estructura lógica y el razonamiento eran los criterios apropiados para analizar la validez de un argumento.
Edith Hamilton, en su libro The Greek Way, nos dice que aunque las condiciones externas de la vida humana han cambiado mucho desde aquellos tiempos, las condiciones internas (lo que sucede en los corazones y las mentes de las personas) han cambiado poco, y del “único libro de lecciones del que no podemos graduarnos es del libro de lecciones de la experiencia humana.” En tiempos modernos, sin embargo, parece no haber consenso sobre la cantidad mínima de conocimiento cívico, extraída del “libro de lecciones de la experiencia humana”, que es necesaria para el funcionamiento de una sociedad democrática.
En muchos países, incluyendo a Puerto Rico, la educación se ha conceptualizado principalmente en función del desarrollo económico, el cual, a su vez, se ha equiparado—erróneamente—con el crecimiento económico. Desde esta perspectiva es suficiente con proveerle a la mayoría de la población unos conocimientos mínimos y destrezas básicas; y a otros, en realidad unos pocos, algunas destrezas más avanzadas. El pensamiento crítico, el conocimiento de la historia, y el análisis riguroso de los problemas de clase, desigualdad, género, raza, etnia, nacionalidad, y religión, entre otros, no se enfatiza.
De acuerdo con Martha Nussbaum, profesora de filosofía y derecho en la Universidad de Chicago, este es el tipo de educación pública que provee el estado de Gujarat en India, que se caracteriza por “la sofisticación tecnológica y la docilidad de sus trabajadores.” Según Nussbaum, “la libertad de pensamiento de los estudiantes es peligrosa si lo que se quiere es crear un grupo de trabajadores técnicamente competentes y obedientes para ejecutar los planes de una élite enfocada en la inversión extranjera y el desarrollo tecnológico.” Peor aún, al no enfatizar las dimensiones éticas y morales del pensamiento, se priva a los ciudadanos de las herramientas intelectuales necesarias para confrontar políticas abusivas, racistas y antidemocráticas. ¿Qué puede ser más horroroso, pregunta Nussbaum, que un grupo de ingenieros dóciles sin la capacidad intelectual para criticar la autoridad gubernamental? El camino de Atenas a Auschwitz no es muy largo.
En Puerto Rico se ha puesto de moda criticar la educación liberal en general y la enseñanza de las humanidades en especifico. El argumento es que tenemos demasiadas personas estudiando historia, literatura, y derecho—muchos desobedientes civiles en ciernes—cuando lo que necesitamos para prevalecer en la economía global son más científicos, matemáticos, e ingenieros que hagan lo que se les manda sin protestar. Obviamente, nadie se puede oponer a la enseñanza de las ciencias naturales o de la ingeniería. Lo que no podemos olvidar o descuidar es la formación ética y moral de esos futuros científicos e investigadores.
Por otro lado, debemos debatir públicamente si de verdad queremos que la educación de científicos sea la prioridad principal de nuestro sistema educativo. En nuestra opinión, el objetivo debe ser, en palabras de Meira Levinson, profesora en la Escuela Graduada de Educación de Harvard, “enseñarle a nuestros jóvenes el conocimiento y las destrezas para alterar y trastornar las relaciones de poder directamente, a través de acción cívica, publica, y política.”.
Dicho de otra manera, el objetivo primario a largo plazo de nuestro sistema educativo debe ser la creación de una sociedad verdaderamente democrática, donde los individuos y las organizaciones de la sociedad civil tengan los recursos, las herramientas, la capacidad, y la autonomía para interactuar eficazmente con el gobierno y otras instituciones; para oponerse y retar a las estructuras existentes de poder económico, político, y socio-cultural; y para reducir las desigualdades generadas por esas estructuras de poder. Además de preparar a nuestros jóvenes como ciudadanos este tipo de educación también es buena para la economía ya que fomenta el pensamiento critico y la innovación, dos destrezas sumamente importantes para el desarrollo económico. Por lo tanto necesitamos ambas, las humanidades y las ciencias.
Me parece que los que abogan a favor de la dicotomía falsa entre ambos campos del saber lo hacen, en palabras de Mario Vargas Llosa, porque “saben el riesgo que corren dejando que la imaginación discurra por los libros, lo sediciosas que se vuelven las ficciones cuando el lector coteja la libertad que las hace posibles y que en ellas se ejerce, con el miedo y el oscurantismo que lo acechan en el mundo real.” Lo hacen, porque saben que la educación nos hace inconformes, inquietos, e insumisos ante las fuerzas retrógradas y antiliberales que crecen día a día en este país.
El autor es director de Política Pública  en el Centro para una Nueva Economía. Esta columna se publicó originalmente en el diario El Nuevo Día el 24 de noviembre de 2013.

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Luz 

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Por Miguel Soto Class
Nunca falla que cuando alguien se queja del alto costo de energía en Puerto Rico lo culpan de querer privatizar la Autoridad de Energía Eléctrica. Como si exigir que no te cojan de bobo y que no te roben el dinero fuese anti-patriótico y anti-obrero. Debería ser al revés: los que exigen que las cosas se hagan mejor son los que verdaderamente les importa Puerto Rico. Exigir sana administración de nuestros bienes es patriótico. Darse a respetar ante el robo es patriótico. Y reclamar por justicia ante los monopolios es patriótico.
El alto costo de energía en Puerto Rico es una de las causas principales de la pérdida de empleos en nuestra isla. Así que los verdaderos anti-obreros de nuestro país son los que se oponen al cambio y los que defienden al monopolio que tiene al pueblo y a nuestra economía estrangulada.
¿Cómo es posible que sigamos hipnotizados, arrodillados e impotentes ante un monopolio que lleva más de una década prometiendo bajar el costo de la luz y que nunca lo ha hecho? ¿Hasta cuándo toleraremos esta injusticia? Aquí está ocurriendo una de dos cosas: o nos mienten descaradamente y realmente no tienen ninguna intención de bajar la luz, o tienen las mejores intenciones pero carecen de la capacidad para lograrlo. Cualquiera que sea la razón confirma la necesidad y la exigencia del pueblo de hacer un cambio.
Yo entiendo que es difícil, como decía el escritor Upton Sinclair, que una persona pueda argumentar en contra de su ingreso. La Autoridad y sus empleados están defendiendo su modo de vida y la realidad es que ellos son los menos culpables de esta situación. Han sido los políticos que han querido mantener la estructura como está para repartir subsidios, repartir salarios y saquear las riquezas de la empresa.
También ha faltado, hasta ahora, un líder político que pueda balancear los múltiples intereses que existen y presionan. Un líder que pueda aquilatar las exigencias de las casas clasificadoras con las necesidades de Puerto Rico. Al fin y al cabo, no son ni Moody’s ni Standard and Poor’s las responsables por el País. Cada cual hala para su lado. El verdadero líder tiene que balancear entre varias exigencias que compiten entre sí y decidir cómo adelantar al País sin menoscabar las responsabilidades contraídas con los trabajadores, con los bonistas y con los clientes.
El cambio siempre es angustioso y traumático y nos provoca miedo. Pero es inevitable. Ninguna civilización y ninguna sociedad ha sobrevivido sin cambiar. Lo importante es que cuando llegue el momento del cambio, que se haga bien, que se haga justamente y que se haga por las razones correctas. No soy ingenuo y sé que son muchos los interesados en provocar un cambio, no para el beneficio de Puerto Rico, sino para lucrarse personalmente. Pero la respuesta a esa realidad no es congelarnos en el pasado.
La respuesta debe ser estar dispuestos a participar de ese cambio para asegurar que se haga de una manera justa y matizada.
Puerto Rico se encuentra en una situación que requerirá muchos cambios en los próximos años. Tenemos que desarrollar una sociedad que pueda provocar y manejar esos cambios a través de un compromiso y una capacidad cívica, a través de una política pública sostenida en información empírica, y a través de un liderato ilustrado. Lamentablemente, estamos muy cortos de todas estas virtudes y por lo tanto es imprescindible que empecemos ahora a desarrollarlas antes de que sea muy tarde.
Creo que si logramos unos cambios positivos para Puerto Rico en el tema de energía, será una lección importante para demostrar que podemos lograr adelantar otras importantes causas en otras áreas sociales y de política pública donde también hacen falta cambios. Y eso es algo por lo cual debemos dar gracias.
El autor preside el Centro para una Nueva Economía
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Dándole peso al futuro 

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Por Gustavo J. Bobonis
¿Es cierto que nuestra sociedad está dirigida al ocio en lugar del trabajo? ¿Al consumo en lugar del ahorro? Muchos analistas argumentan que esto es cierto, dado los bajos niveles de participación laboral, de ahorro y de inversión en el país. Además, se opina que la falta de voluntad para darle peso al futuro, que tiende a incidir sobre estos patrones económicos, es un rasgo social y/o cultural de alta prevalencia en Puerto Rico muy difícil de cambiar. La respuesta a estas interrogantes es importante: la voluntad para postergar la gratificación al futuro se considera un factor crucial, no sólo para nuestro desarrollo económico sino también para nuestro desenvolvimiento social y político.
Para estudiar estas preguntas de una manera convincente, precisamos tener los datos necesarios y llevar a cabo un análisis empírico riguroso. Hace unos años, el equipo del Centro para una Nueva Economía, junto con Frederico Finan de la Universidad de Stanford y este servidor, nos propusimos realizar un proyecto que nos ayudaría a responder estas preguntas para el caso de Puerto Rico. Como parte de la primera Encuesta de las Finanzas del Hogar en Puerto Rico, logramos incorporar unos juegos innovadores desarrollados por la disciplina de las ciencias del conocimiento (“behavioral sciences”) para medir este grado de ‘paciencia’ o de voluntad a darle peso al futuro. Llevamos a cabo estos juegos con un grupo de 1,627 individuos que toman las decisiones financieras en los hogares del país.
Como algo que se está volviendo ya una costumbre en nuestro quehacer, encontramos que la percepción generalizada de esta falta de voluntad puede ser errónea, al menos parcialmente.
¿Qué encontramos?
Analizando las respuestas a preguntas sobre estas preferencias individuales encontramos que:
  • Casi una de cada dos de las personas entrevistadas (46 por ciento) tienden a tener un alto grado de voluntad para postergar la gratificación en el corto plazo. Otro 22 por ciento tiene un grado moderado de voluntad para postergar esta gratificación.
  • Sólo un 32 por ciento de estos individuos tienden a tener poca voluntad o preferencia de postergar la gratificación al futuro cercano.
Además de dejarnos saber que un grupo mayoritario de ‘jefes’ de hogar le da mucho o bastante peso al futuro, podemos estudiar si estas preferencias predicen las circunstancias económicas de los individuos. Por ejemplo, encontramos que:
Gráfico: Ingreso mensual neto (promedio) y proporción de personas con empleo estable,
tabla.columna.gustavo
  • En promedio, los ingresos mensuales (netos de contribuciones sobre ingreso) son de $662 para los individuos con baja voluntad a pesar el futuro. Esto compara negativamente con el ingreso neto mensual de aproximadamente $1,000 para aquellos con mayor voluntad a postergar esa gratificación. Esto sugiere que las personas que le dan mayor peso al futuro logran conseguir una remuneración mayor por su trabajo, en parte porque trabajan más horas a la semana.
  • Similar al hallazgo anterior, solamente el 29 por ciento de las personas con baja voluntad a postergar la gratificación hacia al futuro tiene un empleo estable, mientras que casi el 50 por ciento de aquellas con una voluntad mayor tienden a tenerlo. Esto sugiere que las personas que le dan mayor peso al futuro logran conseguir o mantener un empleo estable, ya sea porque tienen la aptitud o porque ponen mayor esmero en la búsqueda de empleo, entre otras razones.
¿Por qué son importantes estos hallazgos? Desde los años 1980s en Puerto Rico y en otros países industrializados se ha ido dando un desfase entre las destrezas de la población y las destrezas que se requieren en el mercado laboral – no sólo por patronos sino también en el trabajo por cuenta propia. Esto se ha hecho más latente durante la crisis económica reciente. Algunas de estas destrezas no cognitivas de creciente relevancia son los llamados rasgos de personalidad, como la estabilidad emocional, la amabilidad, la extroversión y la responsabilidad.
La voluntad a darle peso al futuro – a postergar la gratificación instantánea – está altamente asociada con el grado de responsabilidad (‘conscientiousness’) y de estabilidad emocional de la persona. Entonces, estos hallazgos contribuyen a explicar hasta cierto punto la situación del mercado laboral en Puerto Rico para ciertos segmentos de la población.
¿Qué se puede hacer al respecto? Aunque nuestro análisis no nos permite responder esta pregunta directamente, podemos aprender del trabajo reciente de otros investigadores en el campo. Investigadores como James Heckman (Premio Nobel de Economía, Universidad de Chicago) y sus co-autores argumentan que estos rasgos de personalidad son mas una destreza social que una característica inherente al individuo. Es decir, estas preferencias y rasgos de personalidad son modificables en ciertos momentos de nuestra formación. Ellos y otros han demostrado que programas de desarrollo en la primera infancia y de ‘destrezas de vida’ entre adolescentes y adultos jóvenes pueden ser efectivos en el desarrollo de estas destrezas.
En fin, tenemos una impresión equivocada acerca de que existe una cultura del presente en Puerto Rico. Al menos esa tendencia a favorecer el presente sin pensar en el futuro no se demuestra en las preferencias de los jefes de hogar del país. Sin embargo, sí encontramos un grupo de la población, comparable al de otros países desarrollados o en vías de desarrollo, con este tipo de preferencias y que incide sobre sus experiencias económicas. Sin embargo, mediante la inversión en programas y políticas apropiadas podemos contribuir a como sociedad darle mayor peso al futuro.
Grado de preferencia por la gratificación instantánea
Ingreso mensual (neto de contribuciones) (promedio)
Proporción de individuos con empleo estable
Alto
662
0.287
Moderado
1016
0.487
Bajo
951
0.446
El autor es investigador en la Universidad de Toronto y en el Centro para una Nueva Economía.
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This Week Front-Page Story: Caribbean Business TOP 400 locally owned companies.... 

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This Week Front-Page Story: Caribbean Business TOP 400 locally owned companies. Read:http://ow.ly/qOJms #caribbeanbusiness

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